noviembre 14th, 2010 Posted in Jenaro Villamil
En cualquier país civilizado la cifra de 2 mil 15 homicidios dolosos contra mujeres, la mayoría jóvenes soteras menores de 25 años de edad, entre 2007 y 2009, provocaría una movilización ciudadana digna de atenderse.
Peor aún, ningún político como Enrique Peña Nieto, popular entre el electorado femenino, estaría como puntero para ser candidato presidencial en 2012 si se da a conocer que en su entidad, el Estado de México, se han registrado 556 de esos 2 mil 15 homicidios (más de la cuarta parte), especialmente en las ciudades de Toluca, Naucalpan y Chimalhuacán. Estos tres municipios, junto con Ciudad Juárez, constituyen los epicentros de los crímenes de mujeres más graves.
Esta semana, el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios volvió a destacar este drama que ha quedado oculto tras las notas cotidianas sobre las masacres y crímenes producidos en la guerra entre los cárteles de las drogas en México. El feminicidio, junto con el juvenicidio, constituyen los dos rostros más perversos de esta guerra que se ha desatado en todo el territorio mexicano.
En un desplegado periodístico, publicado el viernes 12 de noviembre, la misión internacional observadora del feminicidio que visitó México destacó que Ciudad Juárez sigue siendo, por desgracia, el caso paradigmático de la violencia feminicida. Entre enero de 2008 y marzo de 2010, se alcanzó el mismo nivel de feminicidios acumulados durante 14 años precedentes: 567 casos. En este mismo periodo, los crímenes contra mujeres se incrementaron en el Estado de México, Veracruz y Quintana Roo.
“En México, ante la situación de violencia criminal y en el marco de una virtual guerra contra el narcotráfico que arroja casi 30 mil muertos en los últimos cuatro años, se han invisibilizado los feminicidios que se extienden a más de la mitad de las entidades federativas y se tiende un velo de ignorancia sobre el recrudecimiento de la violencia en contra de las mujeres en todo el país”, advierte el desplegado, firmado por Julia Monárrez Fragoso, investigadora del Colegio de la Frontera Norte, una de las académicas más rigurosas en el seguimiento e investigación de los feminicidios en el país.
La pesadilla de las “muertas de Juárez” –como desgraciadamente se conoce a nivel internacional la serie de crímenes seriales y de odio contra mujeres en la ciudad fronteriza- se ha agravado. Ahora, se ha expandido al Estado de México, a Sinaola y al Distrito Federal, que constituyen las entidades con mayor número de crímenes.
Pero esta realidad no despeina el copete de Peña Nieto ni sensibiliza al gobierno federal de Calderón a crear una fiscalía que investigue auténticamente estos casos y no simplemente actúen como tapaderas o medidas cosméticas, como desgraciadamente ha ocurrido en Ciudad Juárez.
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